Guías de Buenas Prácticas Para la Inserción Sociolaboral

Presentación

El desafío de la exclusión sociolaboral exige respuestas integrales, rigurosas y basadas en la evidencia. Desde elproyecto de investigación ESIN, junto a más de 30 entidades públicas y privadas,  presentamos los resultados más práctico del proyecto Educación Social e Inclusión Sociolaboral (ESIN): Las Guías de Buenas Prácticas para la Inserción Sociolaboral.

Este valioso recurso es la destilación de un innovador proyecto financiado públicamente que sitúa a la Educación Social en el centro de la lucha contra la precariedad, especialmente en el panorama social ampliado tras la pandemia.

 

¿Por qué son esenciales estas Guías?

Las Guías ESIN abordan la inserción desde un enfoque integral, que va más allá de la mera provisión de recursos. Recogen las mejores estrategias identificadas en el sector, enfocadas en:

  • Orientación y Acompañamiento: Claves para diseñar itinerarios integrales que atiendan a la persona en su totalidad.

  • Innovación y Tecnología: Profundizan en el papel creciente de la teleformación como herramienta vital para la inclusión y la superación de las brechas digitales.

  • Experiencias de Éxito: Se inspiran en modelos eficaces de entidades líderes (como Engloba, Don Bosco, Dolores Sopeña y Mariana Allsopp), que combinan el fortalecimiento de habilidades sociales, el apoyo familiar, la intermediación laboral, el acceso a la vivienda y la promoción cultural.

Un Enfoque para Retos Estructurales

Este material no elude los grandes dilemas del sector. Ofrece reflexiones y pautas para abordar:

  1. La Externalización de Servicios Socioeducativos: Cómo garantizar que la flexibilidad e innovación no deriven en precariedad, sino que se acompañen de una política pública sólida.

  2. La Escasez de Prácticas Remuneradas: Proponiendo vías para reforzar el modelo dual de formación e impulsar políticas que faciliten la emancipación a través de la remuneración de las prácticas.

Para Quién son estas Guías

Dirigidas a profesionales de la intervención social, técnicos de empleo, responsables de entidades, gestores de políticas públicas y todos aquellos comprometidos con la inclusión. Estas pautas son especialmente relevantes para colectivos que enfrentan mayores barreras: jóvenes en tránsito a la vida adulta, personas migrantes, refugiadas, mujeres con responsabilidades familiares, parados de larga duración, personas con discapacidad, población LGTBI y personas privadas de libertad.